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Hay quien dirá que estamos empezando por el final o por lo menos importante y he ahí el primer error. No solo el descanso no es lo menos importante sino todo lo contrario, es lo primero que tenemos que reforzar, entender y mejorar. En una época en la que el tiempo vale más que el oro, en la que todos nos empeñamos en hacerlo todo y hacerlo ya, en la que todos queremos dar lo mejor en todo momento, acabamos siempre olvidándonos de poner el mismo énfasis en nuestro descanso. Hoy hablaremos de este nuevo amigo nuestro, veremos por qué es tan importante y como debe de ser para que ejerza su función y que todo nuestro trabajo durante el día no caiga en saco roto por no descansar correctamente. No hablaremos hoy del descanso que tenemos que dejar entre sesiones de entrenamiento, eso lo trataremos en otro artículo.
La importancia del descanso
Pero, ¿por qué es tan importante? ¿me quieres decir que si entreno a tope y me alimento bien pero no descanso, no voy a mejorar? Pues así es amigos, por mucho que os matéis a entrenar y por muy bien que os alimentéis como no descanséis adecuadamente no obtendréis los resultados esperados, especialmente en el ámbito de la musculación. He aquí algunos de los beneficios que un buen sueño aporta a nuestro organismo, clasificados por sistemas:
– Sistema cardiovascular: durante algunas fases del sueño nuestra presión arterial llegará a sus valores más bajos al igual que nuestro ritmo cardiaco. Aunque en otras fases dichos valores aumentarán incluso por encima de niveles normales, todo redundará en una regeneración de tejidos y una regulación y normalización del funcionamiento de nuestro corazón, preparándolo para los esfuerzos a los que lo sometemos en nuestro día a día, especialmente si llevamos una vida activa. Además, al estar en posición horizontal facilitamos la llegada de la sangre al corazón disminuyendo su esfuerzo durante las horas de sueño y por lo tanto alargando su vida.
– Sistema endocrino: el dejar que nuestro cuerpo funcione de manera inconsciente durante tantas horas favorece la eliminación de toxinas, la regeneración celular y la regulación hormonal, incluyendo la generación de hormona del crecimiento (somatotropina), tan necesaria para una buena construcción muscular.
– Sistema nervioso: durante el sueño y debido igualmente a que nuestro cerebro trabaja de manera autónoma, se consolidan los recuerdos y se ordenan nuestros pensamientos e ideas, lo cual optimiza el aprendizaje de los conceptos estudiados durante el día. Asimismo dejamos libres ciertos pensamientos y emociones que mientras somos conscientes reprimíamos, por un motivo u otro. Esto hace que nuestro nivel de estrés baje considerablemente y que al despertar estemos más preparados para afrontar un nuevo día.
– Sistema inmune: nuestras defensas también se benefician de la función reparadora de un buen sueño, regenerándose nuestros anticuerpos y haciéndonos más resistentes a posibles enfermedades.
– Sistema respiratorio: durante el sueño nuestra respiración se hace más lenta y efectiva mejorando la oxigenación de tejidos y células.
– Sistema musculo-esquelético: la relajación de nuestros músculos durante el sueño unido a la liberación de hormonas y a una mejor síntesis proteica favorecen una mejor regeneración muscular, reparando el “daño” causado durante el entrenamiento y preparando nuestra musculatura para el próximo estímulo. Todo esto redundará en crecimiento muscular. Hagamos un pequeño inciso en este punto, relativo a las mujeres. En ellas la liberación de determinadas hormonas es mucho menor, por ejemplo la liberación de testosterona es cerca de una décima parte en una mujer que en un hombre. ¿Qué quiero decir con esto? Que aunque descanséis correctamente, lo cual beneficiará todos vuestros sistemas, no os vais a poner como un culturista, como muchas teméis y así me lo expresáis en la entrevistas de valoración inicial. Para que una mujer cree músculo a esos niveles, no solo tiene que entrenar muy duro sino que debe de suplementar su alimentación específicamente, así que, chicas, no tenéis excusa para entrenar fuerte en el gimnasio!
Además de todos los procesos y beneficios en los diversos sistemas que hemos visto, está demostrado que un buen descanso redunda en una mejor capacidad de concentración, un menor nivel de estrés y un mayor control del apetito. También descansan los ojos regenerándose el pigmento fotosensible e incluso se recupera y suaviza la piel, lo que hace que tengamos mejor aspecto al despertar. Después de leer todo esto estoy seguro de que le vas a dar más prioridad a tu descanso. Veamos cómo hacerlo.
En busca del descanso perfecto
Ya hemos visto lo importante que es un buen descanso y por qué pero, ¿cómo es un buen descanso?, ¿me basta con dormir unas horas? Veamos una serie de consideraciones para intentar buscar el descanso perfecto. Las dividiremos en cosas a tener en cuenta para antes de dormir y cosas a tener en cuenta durante la fase de sueño. Ponte el pijama y sigue leyendo:
A tener en cuenta antes de dormir:
– Debes procurar que tu periodo de descanso sea regular en cuanto a horarios. Es difícil, sobretodo en «días especiales», pero una rutina en cuanto al momento de ir a dormir y de despertar te ayudará a conciliar mejor el sueño y a levantarte fresco y con ganas de comerte el mundo.
– Intenta reservar entre 7 y 8 horas para dormir. El tiempo necesario para un buen descanso depende mucho de cada persona pero una media de 7-8 horas es perfecta para casi todos.
– Es evidente pero conviene recordarlo: evita bebidas con cafeína y estimulantes, al menos por la tarde y si es posible todo el día. Si eres tan cafetero como yo te costará cumplir este punto. Ten en cuenta que las bebidas alcohólicas, aunque en principio parezcan tener cierto efecto sedante, impiden que alcances estados de sueño profundo y que despiertes al pasar dicho efecto, así que conviene evitarlas también.
– Cena de forma ligera y al menos dos horas antes de dormir. Esto no quiere decir que te acuestes con hambre, pues tampoco es bueno. Lo mejor es tomar un tentempié suave un rato antes (yogurt, infusión…) Intenta no pasarte con los líquidos pues con casi total seguridad te despertaras a mitad de noche con ganas de ir al baño.
– Intenta espaciar lo más posible tu último entrenamiento del momento de acostarte. Todos sabemos que las endorfinas generadas con la actividad física son muy estimulantes.
– Realizar una actividad relajante momentos antes de dormir te ayudará a conciliar el sueño y a que este sea más profundo y efectivo. Leer es perfecto, hace que te evadas de pensamientos estresantes y que poco a poco vayas entrando en un estado de relajación idóneo para dormir.
A tener en cuenta para tener una buena fase de sueño:
– Intenta conseguir una buena posición de descanso. Aunque todos tenemos nuestras manías, y aunque hay variadas opiniones al respecto, dormir boca arriba, sin almohada o con almohada de poco grosor y con los brazos a lo largo del cuerpo es lo ideal. Si no te es posible puedes optar por dormir de lado y en último caso boca abajo, postura en la cual casi todos los estudios coinciden que es la peor, pues provoca dolores de espalda y cuello.
– Por supuesto lo ideal es descansar sobre un buen colchón. Este dependerá de nuestro peso, de nuestra talla, de si compartimos o no cama, e incluso de tu postura habitual durante la noche.
– Busca un ambiente con suficiente silencio y oscuridad. También es importante mantener una temperatura neutra, evitando despertarte por sensación de frio o calor. Entre 18º y 22º es lo ideal.
– Un punto más importante de lo que creemos es el de las radiaciones. Debemos evitar en lo posible cableados excesivos que puedan emitir radiación, conexiones wifi cercanas, teléfonos móviles en la mesilla (si lo usas como alarma puedes seguir usando esa función, mientras evitas la radiación, poniéndolo en modo avión). En definitiva evitar tener cerca cualquier aparato eléctrico y, los que haya, procurar desconectarlos de la red. La desconexión total y la distancia son nuestros mejores aliados contra las radiaciones.
Ya sabemos lo importante que es el descanso y lo que debemos hacer para disfrutar del mismo con la mejor calidad y eficiencia. Ahora solo nos queda poner todos los puntos en práctica y dejar que nuestro cuerpo se reponga y prepare para el día siguiente. Apaga la luz, relájate y duerme como cuando eras niño. Mañana serás una persona nueva.
Después de leernos, ¿crees que cambiarás tus hábitos o tu manera de dormir? Cuéntanoslo, valoramos mucho tu opinión y tu experiencia.